
Construyendo
Tu propio
Infierno
¿Hasta
cuándo no
querréis
guardar mis
mandamientos y
mis leyes? Éxodo
26:28
Y
han edificado
los lugares
altos de
Tofet, que
está en el
valle del hijo
de Hinom, para
quemar al
fuego a sus
hijos y a sus
hijas, cosa
que yo
no les mandé,
ni subió en mi
corazón.
Jeremías
7:31
Y
edificaron
lugares altos
a Baal, para
quemar con
fuego a sus
hijos en
holocaustos al
mismo Baal;
cosa que no
les mandé, ni
hablé, ni me
vino
al
pensamiento. Jeremías
19:5
No
me
traigáis más
vana ofrenda;
el incienso me
es
abominación;
luna nueva
y día de
reposo, el
convocar
asambleas, no
lo puedo
sufrir; son
iniquidad
vuestras
fiestas
solemnes. Isaías
1:13
Recuerdo una
frase del
anarquista
Durruti:
“necesitamos
ganar esta
guerra, por lo
que todo será
supeditado a
este objetivo.
Aquí se
obedecerá, y
al que no lo
haga se le
fusila”. Él y
los demás
tenían que
reconocer que
a la hora de
la verdad, el
anarquismo y
el “cada cual
que
haga lo que
quiera”, no
valía un
ardite en la
práctica, que
eso era el
principio de
la inmediata
desbandada y
desorden,
seguido de los
peores
crímenes, y la
derrota
inmediata.
Para ganar
había que
hacerlo con
orden, y para
que hubiera
orden tenía
que haber un
mando y unos
subalternos,
amén de la
disciplina de
los soldados.
Cultivar el
rencor
y el odio,
porque la
realidad es la
que manda no
es la
solución.
Bueno, eso no
es más malo, y
por otro lado
la aberración
del orden
llevado a su
extremo. La
esclavitud,
encubierta por
motivos
patrióticos.
Los
mandatarios se
equivocan y,
como siempre,
el pueblo
paga el pato.
Era que pedían
los franceses
e ingleses a
los
americanos,
en la primera
guerra
Europea. Ellos
más que
material (que
también
necesitaban,
para no
derrumbarse),
pedían a
América que
les mandase
“efectivos”.
Es decir, que
lo que
necesitaban
era más
hombres que
poder
echar en el
dantesco horno
de las
trincheras.
“Carne de
cañón”, porque
sus ejércitos
se evaporaban
como humo, en
las horribles
hecatombes del
Somme, Verdún,
etc. Hasta que
por fin,
empezaron los
motines y los
castigos
ejemplares.
Orden y
jerarquía, son
imprescindibles,
hasta
entre los
animales.
Tanto en los
países
burgueses,
como en los
llamados
progresistas,
la
“necesidad”
hace que se
tornen
legítimas
todas las
muertes en
forma de
bajas de
guerra. En las
revoluciones
sociales, se
ha de acabar
con
todos los que
no sean
entusiastas de
tal
revolución.
Sea de
derechas o
de izquierdas.
Los hombres
somos tan
necios, que
atraemos sobre
nosotros los
peores males.
Siempre se
apela al
pueblo. “El
Pueblo”, con
mayúscula, es
el “dios”
que debe
determinar en
democracia lo
que es bueno o
malo, porque
se
dice con toda
desfachatez,
que el pueblo
no se puede
equivocar. Lo
del
dicho:
millones de
millones de
moscas, no se
pueden
equivocar;
¡comamos
excrementos!
Los pueblos
sumidos en la
pobreza, ¿cómo
van a elaborar
un sistema, y
que
referencias
han de tomar,
para acertar
en lo que
conviene? Las
sociedades
llamadas
“opulentas”
por sus más
altas y
desiguales
rentas
(per cápita,
no nos
equivoquemos),
también acuden
al tópico del
pueblo
sabio, para
determinar
como se ha de
regir una
sociedad. Y
así decía un
general: “no
tengo
inconveniente
en que se
vote; siempre
que mi voto
valga el
doble, por lo
menos, que el
de mi
asistente”.
Un pueblo que
está
adormecido en
su rutina
diaria, en su
angustia
personal por
sobrevivir, o
llevar a cabo
sus
ambiciones, ¿a
qué
criterio o
información
pueden acudir,
para acertar
aparte de sus
fobias,
fracasos, o
sus intereses
particulares?
Una visión
miope y
cargada de
rencores,
ambiciones,
mala vida,
pobreza, o
riqueza, tanto
da. Sin más
restricción
moral, que la
de la
conveniencia
personal de
cada elemento
de la masa, y
azuzado por
ideas
introducidas
por una
feroz
propaganda,
llamada
impropiamente
información,
¿cómo puede
determinar lo
conveniente
para el país
entero?
¿Qué
referencias
filosóficas y
de ámbito, y
ya no digo
morales, va a
manejar el
hombre que
vive la
rutina, a
veces dolorosa
del día a día?
Una persona,
que todo el
tiempo que
tiene libre
para pensar,
lo emplea
en la
televisión,
los juegos y
la bebida,
cuando no en
la droga y en
la
satisfacción
de sus más
bajos deseos,
que ya se le
presentan por
todos
los medios de
comunicación,
como buenos.
Ahogado en el
devenir de su
situación
moral,
económica y
sentimental,
¿Qué puede
aportar, de
positivo?
Esta es una
cultura que,
como las más
antiguas,
presentan sus
hijos
para ser
sacrificados
mediante el
aborto y el
abandono de
las más
sagradas
obligaciones,
para quemarlos
en el altar de
los modernos
dioses del
placer y el
libertinaje;
tal como los
antiguos
sacrificaban
jóvenes para
aplacar a los
dioses, y que
estos le
dieran buenas
cosechas y
prosperidad.
¿Cuál es la
diferencia?
Empezando a
construir el
Cielo aquí en
la Tierra para
mi:
La
demanda
de Dios es la
igualdad, pero
no de sexo ni
de riquezas,
sino de
que todos
tengan los
elementales
medios de
subsistencia.
A ricos y
pobres les
habla de
austeridad
cristiana, de
sobriedad, de
ser
generosos y
guardarse de
la codicia que
es, con el
dinero, raíz
de
todos los
males
abanderados
por el
orgullo. A los
ricos de este
siglo
manda que no
sean altivos,
ni pongan la
esperanza en
las riquezas,
las
cuales son
inciertas,
sino en el
Dios vivo, que
nos da todas
las cosas
en abundancia
para que las
disfrutemos.
1
Timoteo 6:17
.
La
perversa
ambición es un
mal de este
siglo, como lo
ha sido desde
tiempos
remotos. Las
riquezas son
el dios
Manmón, al que
siempre se le
rendido culto.
Los cristianos
solo a uno. Y
ese es El Dios
y Padre de
nuestro señor
Jesucristo. De
modo que si
permanecemos
en Jesús,
permaneceremos
en el Padre.
El que tiene
mis
mandamientos,
y los
guarda, ése es
el que me ama;
y el que me
ama, será
amado por mi
Padre,
y yo le amaré,
y me
manifestaré a
él. Juan
14:21.
Por el
contrario, el
aborto navega
plácidamente,
entre la
conformidad o
la
indiferencia
de tantos como
se creen
buenas
personas, pero
que no se
interesan o
preocupan de
que,
diariamente,
se extraen los
infantes (a
veces a
trozos), del
vientre de sus
madres. La
mayoría de los
políticos,
entran en el
servicio a los
pueblos y
ciudades,
pensando más
en su interés
particular que
en el generoso
servicio a la
población.
Ricos, que
vigilan
celosamente su
riqueza.
Pobres, que
envidian las
riquezas que
les permitan,
las mismas
licencias
morales y
materiales
que a los
ricos. Todos a
una, mirando
su interés
individual,
enmascarado en
el interés
colectivo. De
ahí que se
produzcan esas
corrupciones,
tanto en los
países
pretendidamente
igualitarios,
como en
aquellos en
los que el
liberalismo
(mal
entendido),
permite las
mayores
aberraciones.
En ambas se
producen ante
la general
indiferencia,
las mayores
aberraciones,
y los mayores
abusos contra
la persona
humana. Creer
todavía en una
sociedad
descristianizada
que comete, en
cualquier
tendencia
política, las
mayores
aberraciones
contra las
personas, sean
estas
infantes,
hombres o
mujeres, es
propio de una
tristísimo
ignorancia. Y
la ignorancia
es uno de los
peores males
de la
humanidad.
La sociedad
“libre”, por
medio de sus
gobernantes,
ha instaurado
un
asesinato
legal en donde
se hieren y
exterminan
millares de
personas,
so pretexto de
que aun no lo
son. El
despojar al
hombre de su
dignidad
como criatura
de Dios, lleva
a estos
crímenes, que
son vistos por
la
sociedad como
cosa baladí, e
indigna de
aprecio o
protesta. Los
grandes
imperios
opulentos
después de sus
conquistas,
sucumbieron
ante la
inflación y el
aborto. En
Roma (por
ejemplarizar),
a los
italianos se
les prohibió
ser soldados
del imperio, y
toda tropa de
las legiones
era
extranjera.
Solo el
cristianismo,
reivindicó la
dignidad del
hombre, sea
este
esclavo o amo.
Y con el
mandamiento
del amor,
(imitando al
amor de Dios
por sus
criaturas), ha
dignificado el
carácter único
del ser humano
contra viento
y marea, a
pesar de todas
las
extravagancias
y errores
propios del
ser humano. A
los que
obedecen
gustosamente,
para su propio
bien, Dios
nunca es
remiso en
promesas, como
esta con la
que terminamos
este
trabajo.
Y os guardaré
de todas
vuestras
inmundicias; y
llamaré al
trigo, y lo
multiplicaré,
y no os daré
hambre. Ezequiel
36:29.
Autor
original:
Rafael
Si
no has hecho
la oración de
fe, ésta
es tu
oportunidad de
decirle al
único que te
puede
garantizar la
vida eterna y
una
prosperidad
permanente, lo
siguiente:
Señor Jesús he
pecado contra
ti, contra el
cielo y contra
mi cuerpo que
es templo del
Espíritu
Santo, te pido
perdón y me
arrepiento de
todos
mis pecados,
límpiame e
inscribe mi
nombre en el
libro de la
vida.
Clic
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te fortalezcas
en el Señor


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